jueves, 8 de mayo de 2008

GUÍA TURÍSTICA EXCELENTE DE CUENCA

Ciudad sublime. Si consideramos sólo la belleza de sus calles, es mucho más hermosa que otras ciudades turísticas españolas más frecuentadas como Santiago, Salamanca, Segovia, etc., aunque es cierto que monumentos importantes no tiene demasiados. El casco viejo de Cuenca es totalmente homogéneo -si bien algo pequeño-, y ya de por sí constituye un grandioso monumento, con calles todas ellas encantadoras, con centenares de rincones pintorescos y grandes tesoros naturales y arquitectónicos, y sobretodo sin que aparezcan construcciones modernas de vez en cuando ni que haya calles falsamente peatonales llenas de furgonetas (excepto la calle principal); además la simbiosis con la naturaleza es máxima, naturaleza de verdad con infinidad de espectaculares miradores a las hoces de los dos ríos que rodean Cuenca, y con las enormes muelas de piedra con las que se funden las hermosas casas medievales y las iglesias, un verdadero espectáculo para los ojos y también para nuestro estómago, pues Cuenca es ciudad de papeos variados, contundentes y relativamente económicos, y además hay tapa gratis con el vino y la chela.

CÓMO LLEGAR

Cuenca está pésimamente comunicada. En coche, una carretera que sale de la autopista Valencia Madrid y que es una tortura, o en diagonal igual de lamentable desde Teruel. La conexión de bus es mala con Valencia y buena con Madrid, y ya no hay autobús a más sitios. Desde Valencia es mejor, por los horarios y por el precio, ir en tren utilizando el Regional Valencia-Madrid, un tren que por otra parte es un verdadero espectáculo, primer ferrrocarril de la historia declarado Patrimonio de la Inhumanidad por la Red de Blogs Excelentes.

QUÉ VISITAR

Cuenca se visita en 1 día con cierta tranquilidad, o en dos días si incluimos los museos y un poco de senderismo, más una mañana extra para la Ciudad Encantada (excelente, precio normal), teniendo en cuenta que para esta última no hay bus ni tren, sólo se puede llegar en coche o si queréis en taxi, calculo que os cobrarían como mínimo 40 dólares europeos.

La ruta turística de Cuenca consiste en visitar practicamente todas las calles, plazas y miradores de la ciudad alta, a una velocidad más o menos relajada según de cuánto tiempo dispongamos. Durante todo el trayecto seguiremos la calle principal (imprescindible), y la iremos abandonando una y otra vez para asentarnos en las callejuelas de alrededor y luego continuamente volveremos a ella. En la subida podemos centrarnos en el lado derecho de la calle principal (el lado donde están las casas colgadas), y en la bajada inspeccionaremos el lado opuesto.

La ciudad nueva no tiene ningún interés, excepto algún que otro restaurante, se trata de una simple ciudad española de provincias, fea y cochambrosa. Por la calle principal (excelente), llamada en estge punto Alfonso VIII, que destaca por sus fachadas parchís de intensos colores, realmente espectaculares, comenzamos a ascender hacia la ciudad vieja. El único problema es que se trata de una calle bastante larga y empinada, un auténtico rompepiernas, pero si ello supone una gran molestia no deberíamos haber venido a Cuenca. A la derecha hay un poco de centro histórico que no vale demasiado la pena, así que éste es el único punto en el que no salimos de la calle principal sino que seguimos recto. Cuando lleguemos a los arcos del ayuntamiento (interesante), antes de entrar a la Plaza Mayor (imprescindible), nos desviamos a mano izquierda y subimos por una calle que hay junto a unas escalerillas con mosaicos. Llegaremos primero a una plazuela (interesante) que en menos de 10 metros cuadrados junta 4 portadas renacentistas diferentes. Si seguimos recto llegamos a otra plaza (interesante), en la que se encuentra la torre de la Mangana (interesante) que perteneció a una fortaleza que ya no existe.

Volvemos a la Plaza Mayor pero por una ruta diferente; siempre que vayamos y volvamos al mismo punto en el centro histórico de Cuenca es mejor hacerlo por calles distintas a las que hemos utilizado para ir, pues en Cuenca el placer está en las pequeñas callejuelas secundarias, con sus repentinos arcos medievales, sus casas viejas de madera, sus pintorescas fuentes y sus sorprendentes vistas de las montañas adyacentes. La Plaza Mayor (imprescindible) es un prodigio, con la imponente catedral gótica (excelente, cara) cuya fachada, en estilo anglo-normando, es la única de tal estilo en España. La entrada son 3€, pero si vamos muy pronto por la mañana, antes de las 10, el tipo que cobra las entradas no ha llegado todavía y podemos entrar gratis. Enfrente de la catedral tenemos también un poco de parchís (excelente), y por lo demás destacan los restaurantes de menú del día y los bares con tapita gratis. También hay una tienducha (excelente), que está llena de gente sospechosa y en la que se puede comprar chela fresquita, y una fuente en el otro lado de la plaza en la que podemos beber agua gratis.

Si bajamos por detrás de la catedral, atravesando los típicos pasajes medievales de madera(excelentes), llegaremos a un punto en el que a la derecha veremos un mirador desde el que se contemplan los rascacielos (excelentes) de Cuenca. Se trata de las mismas viviendas de coloridas fachadas que hemos visto antes. La gracia es que estas casas antiguas tienen tres o cuatro pisos de altura por delante, en su fachada principal, pero por la parte de atrás aprovechan la pendiente para crecer no hacia arriba sino hacia abajo, con varios pisos extra descendiendo por la montaña, hasta alcanzar a veces incluso las 10 alturas, cosa muy sorprendente en edificios tan antiguos. Después de contemplar estos rascatas podemos seguir bordeando la ciudad antigua hacia la derecha hasta llegar a las casas colgadas (imprescindible). Hay gente que se siente decepcionada cuando visita este monumento y opina que no es para tanto, pero la belleza de este paraje está en el conjunto, con el espectacular puente sobre el río Huécar -que está rodeado de frondosa vegetación-, y las dos exhuberantes montañas que tenemos a ambos lados (excelentes). Encima de una de las montañas esta la ciudad vieja, cuyos edificios de piedra se asientan directamente sobre las muelas (enormes rocas cuya forma molar fue causada por la erosión hace miles de años), confundiéndose con ellas en una combinación grandiosa, y además sin que se vea ni rastro de edificaciones modernas ni de especulación urbanística. Hay que cruzar el puente para alcanzar las mejores vistas de Cuenca desde el otro lado. También vale la pena bajar para ver el espectacular conjunto desde abajo, las casas colgadas parecen incluso más espectaculares, y también por pasear junto al río, pero eso lo podemos dejar para la excursión del día siguiente o para después de haber visitado el centro, pues si no tendremos que subir de nuevo la gran cuesta. Lo que sí que es imprescindible (recomendación especial del autor de este blog), es volver a esta parte de la ciudad por la noche; con las muelas, los monumentos antiguos y el puente iluminado, un paisaje tremendamente hermoso, fantasmagórico y romántico.

Hay un importante museo de arte abstracto en las Casas Colgadas (excelente, precio normal), museo de renombre internacional. Pero por el mismo motivo por el que yo no cenaría en un restaurante italiano de Cuenca por muy bueno que fuera, tampoco recomendaría visitar este museo a no ser que fuéramos sobrados de tiempo. Así que volvemos a la Plaza Mayor. Seguimos subiendo por la calle principal pero desviándonos para callejear por las calles paralelas y miradores, que son fantásticos. Podemos tender hacia la parte derecha (del Huécar), y cuando volvamos tenderemos más hacia la parte izquierda (hoz del Júcar), ambas excelentes. En el lado derecho destaca el parque del poeta (interesante, gratis), un extraño parque dentro de un edificio derruido, y la Posada de San Juán (interesante), un antiguo convento que actualmente acoje un hostal muy recomendable y de precio asequible. Vale la pena visitar sus pasillos con pinta de carcel medieval, con decoración austera, techos de madera, pasillos laberínticos y puertas bajas. Si no queremos reservar aquí o no vamos a pernoctar, podemos hacer como que nos interesa reservar para que nos enseñen una de las habitaciones, que son dignas de un manicomio de la edad media. Si seguimos subiendo hacia el castillo por esas calles, tarde o temprano llegaremos a la calle de Julián Romero (imprescindible), una de las calles más pintorescas de Cuenca con la fuente, el convento, la iglesia y un mirador propio para contemplar la calle desde arriba. El convento es sede de la fundación Antonio Pérez (imprescindible, gratis, recomendación especial del autor de esta guía), artista local que donó su interesante obra de arte moderno a la ciudad. El edificio es un verdadero laberinto de pasillos talegueros con techos de madera que vale la pena recorrer aunque no nos interese el arte moderno -si bien las obras expuestas están muy bien-. Uno de los dos hermosos patios con los que cuenta la Fundación tiene una espectacular terraza a la hoz del Huécar, y en general las vistas desde todas las ventanas son espléndidas.


Siguiendo hacia arriba, llegamos al castillo (interesante), cuyos paisajes de alrededor y por abajo son más bellos que el castillo en sí, que sólo consta de una puerta, un trozo de muro y el puente medieval. A partir de ahí hay una especie de arrabal (interesante) de siete u ocho casas de pueblo de mala muerte. Aparte de algunos bares y restaurantes con agradable terraza, un poquito caros pero con tapa gratis, destacan, como siempre, las espectaculares vistas, y a continuación Cuenca se acaba de repente sin nada alrededor excepto naturaleza brutal. Tras recrearnos allí podemos volver a la plaza mayor por la calle principal, pero tendiendo esta vez a las callejuelas y miradores del lado del Júcar. Si aún hay tiempo, o el día siguiente, podemos hacer la ruta de las casas colgadas desde abajo (imprescindible, recomendación especial del autor de este blog) siguiendo el curso del Huécar, o bien la ruta del Júcar (excelente) hasta la playa artificial en el río (que está a 2Km). Esta ruta es menos hermosa que la otra pero es interesantísima igual y con vegetación mucho más frondosa, y hay jubilados y bacalas pescando truchas. Finalmente, se puede subir a la montaña que hay junto a Cuenca en el lado de la hoz del Júcar, (lado contrario a las casas colgados), donde alcanzaremos una perspectiva asombrosa de la catedral y de todo el barrio viejo.

DÓNDE COMER

-Restaurante la Bodeguilla de Basilio (excelente, caro), C/ Del Agua, 3 (cerca del parque San Julián, zona nueva): es caro, pero si se compara el precio con cualquier restaurante similar de Valencia entonces es barato, en Valencia te cobrarían por lo menos el doble. En la carta sólo hay 7 u 8 platos de productos típicos que son en realidad platos combinados para poner en medio de la mesa y compartir; cada plato ente 10 o 15€ y con uno por comensal se papea, más uno de aperitivo que elije Basilio y te pone gratis. Las chuletitas de cordero que te ponen con la brasa y todo en mesa son de las mejores del mundo, un absoluto placer. Decoración casi delirante, casi sin luz, si quieres impresionar a una chica, este es sin duda el lugar.

-Restaurante Los Arcos (interesante, precio normal), Plaza Mayor: tiene menús de degustación desde 10 hasta 20€ que incluyen carnaza local de calidad y platos típicos conquenses, es un buen lugar para probar varios platos locales sin dejarse demasiado dinero, a destacar el extraño flan de resoli (licor típico de Cuenca con las casas colgadas esculpidas en relieve en la botella), que va incluido en el menú. El sitio está bien, aunque no es para morirse.

DÓNDE ALOJARSE


-Posada de San José (excelente, precio normal), C/ Julián Romero, 4: en temporada baja, 35€ sin baño, es asequible, y 40€ en temporada alta, las habitaciones con baño y con vistas (impresionantes), son más caras, hasta 120€. Pero la localización es ideal, a una manzana de la catedral, y la arquitectura del sitio vale la pena también, era un antiguo convento laberíntico cuyos pasillos recuerdan a un especie de psiquiátrico medieval, y las habitaciones parecen salas de tortura. Además, está en una de las calles más bonitas de Cuenca.

CONSEJOS

-Chelas, no hay apenas supermercados en el centro histórico, sólo algunos cutres en la calle Alfonso VIII y el badulaque de mala muerte en la Plaza Mayor. Así que si quieres beber latas durante tu recorrido, planifícate bien, o si no también te puedes dedicar a hacértelas en los bares, con tapa gratis. Con el agua no hay problema, puedes ir llenando la botella en las numerosas fuentes del centro histórico, como la de la calle Julian Serrano o la de la Plaza Mayor.